lunes, 15 de septiembre de 2008

COMENTARIOS SOBRE EL EVANGELIO ACUARIO DE JESUS

Por: Pío Cueva M.
El evangelio espiritual de acuario de Jesús El Cristo, trata los detalles íntimos de su vida que no se cuentan en los evangelios del Nuevo Testamento y hace referencia a los años “perdidos”, que estuvo viajando por diferentes países como Egipto, Tibet, India, Persia, Grecia y otros, algunos de cuyos episodios, serán contados y comentados en este espacio.

Estos maravillosos evangelios, han sido transcritos de los registros akashicos. Akasha, según la sabiduría ancestral de la India, es una especie de “sustancia primaria”, de la cual ha sido creado todo lo que existe, incluido el hombre mismo, que no es el cuerpo físico ni el alma, sino en esencia espíritu y por lo tanto una parte de Dios.

Por los evangelios, se conoce, que cuando María, llega a la edad adulta, es despojada con José, un hombre devoto y recto, perteneciente posiblemente a la secta de los Esenios. Jesús, estuvo desde muy pequeño, vinculado con maestros de elevadísimo nivel espiritual, de ellos aprende que el espíritu del hombre, que está revestido por el alma, es parte del Ser inmutable e infinito, hecho a su imagen y semejanza, que la verdad es una y eterna, que ninguno puede conocerla hasta que no se haya convertido el mismo en la verdad, que la verdad sin tener causa es la causa de todo lo que existe, que quienes no han encontrado en sus vidas la verdadera riqueza del ser y la profunda paz que lo acompaña, son mendigos, aunque sean inmensamente ricos. De sus primeros maestros, aprendió también, que Dios habla a los corazones de los hombres en la soledad, en el silencio que es la verdadera oración. Pronto entendió, que Dios no es hombre para que pueda ser sobornado con sacrificios, alabanzas y ritos inútiles. Que el ruido mental incesante, producido por la mente inconciente del hombre, de su época y también de la actual, le impide encontrar el reino de quietud interior, que es inmanente e inseparable del Ser. El mismo muy tempranamente experimentó que la felicidad derivada de fuentes externas no es completa, que está más allá de la mente, y también que los pensamientos y las palabras carecen de valor, hasta que constituyen una vivencia permanente de Dios en la vida de los hombres y las lecciones que encierran queden grabadas en la mente y el corazón. Y que el amor es suficiente por si mismo, porque es eterno. Que primero es necesario llenarse de amor para después poder compartirlo con los demás, que nadie puede dar lo que no posee, que cuando mas amor se da, se derrama sobre uno mismo con mayor abundancia, que a menos que alguien se de a si mismo, no ha dado nada y no sabrá lo que significa dar.

Educación y Primera Infancia de Jesús.

Cuenta el evangelio acuario, que cuando Jesús cumplió siete años, sus abuelos maternos dieron una fiesta en su honor, Jesús apareció ante los invitados y dijo: He soñado que estaba junto a una inmensa playa frente al mar, las olas eran altas y había una tormenta. Con la vara que tenía en mi mano y que fue dada de lo alto, toqué la arena y el agua y estas cobraron vida, había luz, belleza y armonía en el entorno y todas las criaturas alababan a Dios, pero de pronto el mar se enfureció.

Jesús callo, su abuela Ana que amaba al niño, lo tomó en sus brazos y le dijo: Te vi. junto al mar tocando el agua y la arena y dándoles vida, entonces comprendí tu sueño. Cuando el mar se torne encrespado, se producen muchas tormentas; entonces los hombres se quedan indiferentes y quietos, como la arena inerte de las playas, la vara que tenías en tus manos es la verdad, con ella tocas a los hombres y estos se iluminan y se vuelven mensajeros de la luz y de la vida.

Tocas las olas del mar y de la vida y los estruendos cesan, las tempestades y los vientos se tornan alabanza y ya no hay muerte. Jesús dijo: no quiero regalos, mientras haya niños y niñas que tienen hambre, a ellos les gustaría comer con nosotros y compartir sus alegrías, quiero salir, buscarlos y traerlos para que puedan alegrarse con nosotros, salió y los trajo, así su cumpleaños fue un regalo sublime de bondad, como todo su ser desbordaba de gozo, se despertó en su interior el anhelo vehemente de compartir esa felicidad con otros niños y ese compartir, que rebosaba en su corazón hasta desbordarse, es el amor.

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